El ideal y la creepy realidad

Enviado por Beatriz

Ese noviembre de hace dos años, me recibió con una fiesta especial para la que puse mucha energía en elegir la ropa, en realidad primero elegí los zapatos, me enamoré perdidamente de unos tacos color borravino y bronce que increíblemente eran de mi número, con lo que empecé al revés de como se debe.
Acomodé mi ropa para que se luzcan los zapatos, chupines grises, remera color manteca y un saquito bordado de perlas pequeñas muy fino. Las manos impecables con mis uñas esculpidas, corte de pelo, makeup todo ok.
La cena fantástica en ese viejo burdel de los años treinta devenido en salón de fiestas, como bailé. Me lucí, el maquillaje se mantuvo toda la noche también con lo que había preparado la piel humectándola para que eso ocurriera.
Vuelvo en mí del sueño y me veo frente al espejo: con suerte me corte el pelo hace 5 meses, ¡mis manos son un desastre! ¡las canas que tengo! los bigotes me hacen el puercoespín de la cuadra, cuánto daría por encontrar la pincita de depilar que la dejé en.... vaya a saber dónde! Es que cuando puedo utilizarla, a mi beba se le antoja totalmente irresistible y cuando puedo utilizarla... no la encuentro.
Creo que esta noche de brujas me toca asustarme a mí, y sí, después de todo... maternidad gracias por avisar!


Si bien Halloween pasó, continúo con la línea del relato, y me pregunto, qué tal hacerle Boo a lo que más nos asusta de nosotras mismas y pegarle una patada para que se vaya y no vuelva…(si se queda en lo de la suegra, espectacular, jajaja)
El desafío de desgualicharnos pega directo en la autoestima baja o dormida.
Porqué vivir la vida soñando, si la podemos vivir despierta?
Porqué no acercarnos a esa vida ideal que cada una añora, sueña o tenía, y ahora no queda ni una minúscula partícula de ella?
Propongo amigarnos con nosotras mismas, comenzar el operativo despertar y estrechar la brecha entre ideal y real.
Seee, andá a saber qué hongo consumí que flipé y así quedé!